José Ramos Bosmediano, miembro de la Red social para la Escuela Pública en las Américas, ex Secretario General del SUTEP
Ha sido elegida la congresista del Partido Nacionalista Peruano, Hilaria Supa, Presidenta de la Comisión de Educación del Parlamento. Su elección viene siendo objeto de elogios por pertenecer, sobre todo, a la vasta población indígena del Ande peruano, extensiva a los demás países configurados por el macizo de montañas desde Chile hasta Colombia. Los elogios y los buenos augurios de su gestión se fundamentan en su origen cultural de ancestros prehispánicos; en su representación de una raza y hoy de una clase, la campesina, postergada desde hace más de 500 años de conquista española, primero, y avasallamiento republicano después; de su espíritu cultural que busca su reivindicación histórica al lado de las culturas indígenas amazónicas. Su llegada al Parlamento peruano, al lado de otras indígenas, como la puneña Arpasi en el período anterior, tiene que suscitar emociones optimistas en quienes, de una u otra manera, buscan construir un país justo y digno para las mayorías nacionales. Desde luego que también, la elección de Hilaria Supa, genera el rechazo y hasta la burla de esa derecha que siempre ha gobernando el Perú, principalmente de los neoliberales actuales, fujimoristas en su más extrema expresión, para quienes las culturas originarias del Perú no son otra cosa que la expresión del atraso en que vivimos. Para estos políticos, la elección de Hilaria Supa constituye una afrenta al “habla culta” de doña Martha Hildebrandt, cuyo espíritu de élite y conducta soberbia es la manifestación de su adhesión a todos los autoritarismos políticos del Perú republicano que le correspondió apoyar, así al de Juan Velasco Alvarado, como al fujimontesinismo donde milita actualmente.
El problema de fondo de la elección de Hilaria Supa
Al margen de la valoración positiva al hecho de la elección de una mujer indígena a la Presidencia de la Comisión de Educación del Congreso y de la reivindicación política que ello significa para las culturas andinas y amazónicas, tratándose de la educación, no se puede caer, sin embargo, en la fácil deducción de que dicha elección nos traerá un cambio importante en la política educativa diseñada y actuada por la reforma educativa neoliberal que ha dejado el fujimontesinismo de los 90 del siglo XX, y que los dos gobiernos de la presente década no han hecho más que consolidar, como consolidó también la llamada Concertación chilena la reforma neoliberal del pinochetismo (1973 – 1990), en jaque hoy por su fracaso y por la lucha de los propios estudiantes chilenos.
El predecesor de Hilaria Supa, también del mismo partido, Wérner Cabrera, podría haber desarrollado iniciativas diferentes a la reforma educativa neoliberal, pero no fue así. Los mismos parlamentarios nacionalistas, que no son pocos, tampoco dejaron notar su capacidad para promover una reforma educativa diferente a la imperante. Incluso fueron incapaces de presentar una alternativa a la política magisterial que ha impuesto el gobierno aprista y cuya tendencia fundamental es la desregulación laboral de los docente peruanos. Y es que el nacionalismo de Ollanta Humala carece de un programa integral para el Perú, mucho menos de un proyecto educativo que signifique la reversión de la crisis educativa que el neoliberalismo sigue profundizando. Así como no basta el nacionalismo, tampoco es suficiente el origen indígena de los gobernantes para producir cambios en el Perú. Desde esta perspectiva, los “ilustrados” políticos de la derecha tampoco pueden vanagloriarse de sus actuaciones porque habiendo gobernado tantos años el Perú, no solamente mantuvieron las lacras heredadas del colonialismo español, sino que las profundizaron hasta volvernos un país impresentable ante cualquier comparación seria con las sociedades occidentales más desarrolladas.
La cuestión de fondo en la elección de Hilaria Supa es, pues, la de la inexistencia de un programa de cambios sustantivos en la educación peruana por parte de su partido, el PNP, y de toda su representación parlamentaria. Su presencia será simbólica y hasta encubrirá, inconscientemente, la permanencia de las políticas educativas neoliberales en curso. Al final, los aprofujimoristas que manejan el Parlamento podrán decir que la educación peruana sigue su curso normal.
Las modestas iniciativas de Hilaria Supa
Según la página 28 del diario La República de Lima, en su edición del 15/08/2010, con todos los méritos personales de Hilaria por haber llegado al Parlamento peruano y estar presidiendo una de las comisiones más importantes, las reformas que ofrece la parlamentaria, en su calidad de Presidenta de la mencionada comisión, son tres: un programa para la enseñanza bilingüe en el país, gestiones para la devolución de las piezas de Machu Picchu, la organización de foros para insistir en la elección democrática en las universidades, iniciativas muy modestas y hasta redundantes.
En el proceso actual de la enseñanza intercultural bilingüe en el Perú y América Latina, las experiencias demuestran que cualquier programa para esa modalidad educativa carece de sentido al margen de una reforma educativa integral. México es un ejemplo de fracaso de uno de los mejores programas de la enseñanza bilingüe, no obstante la convergencia, en ese país, de connotados investigadores de la lingüística, la antropología social y la pedagogía. Al respecto, la implantación del programa educativo neoliberal, a partir del gobierno de Salinas de Gortari (1988 – 1994), significó un inmenso retroceso para la educación mexicana, sobre todo para los más de 10 millones de indígenas mexicanos. La rebelión chapaneca de aquel año, precisamente, tuvo, entre sus principales banderas reivindicativas, la educación indígena intercultural bilingüe. La intención de Hilaria Supa es, por supuesto, digna de elogio, pero sin revertir la actual reforma educativa neoliberal y las políticas económicas y sociales que la sostienen, es imposible asegurar un programa educativo bilingüe como el que el Perú requiere.
Sobre la segunda propuesta, hasta donde sabemos, hay muchas instituciones estatales que vienen haciendo gestiones para que la Universidad de Yale nos devuelva los bienes culturales que pertenecen a Machu Picchu. Una gestión más, como la que anuncia Hilaria, puede ser importante, nuevamente como una buena intención, pero nada determinante para que los bienes sean devueltos por aquella Universidad. Además esas gestiones carecen de importancia como política educativa para enfrfentar al modelo neoliberal que hoy administra el Ministro José Antonio Chang.
¿Y qué decir sobre los foros que anuncia Hilaria Supa para promover la elección democrática en las universidades? Nada más que se trata de un asunto muy parcial de la reforma que requiere el sistema universitario, cuya Ley requiere ser cambiada con urgencia y no solamente para ver el sistema de elección de autoridades, sino para plantear con claridad el tipo de Universidad que requiere el Perú, la Universidad Pública como bien colectivo, con una posición firme frente a la existencia de las universidades privadas, verdaderas empresas para el lucro personal de sus dueños, huachaferías supuestamente académicas que nos deparan una población con educación superior apta sólo para la supervivencia de una sociedad atrasada, al margen del desarrollo de la investigación científica y tecnológica. Se requiere una Ley que redefina el cogobierno universitario y la reivindicación de la autonomía en su sentido académico y administrativo. Quienes vienen sosteniendo que las elecciones universales, secretas y directas de las autoridades universitarias resolverá el problema, ocultan el hecho de que hay maneras y medios de mover las campañas lectorales para producir un resultado favorable al enquistamiento de los mismos grupos que han venido gobernando las universidades, o de nuevos grupos que carecen de un programa democrático y científico de Universidad Pública.
Si hay alguna propuesta que sea digna para una Presidenta del Congreso como Hilaria Supa, para su clase y para las mayorías del país, no es otra que la de una reforma educativa integral, democrática y patriótica, diferente y opuesta a la reforma neoliberal, trayendo abajo, en primer lugar, todo el armatoste jurídico que ha dejado el fujimontesinismo y todas las leyes educativas que el toledismo y el alanismo han promulgado para favorecer la privatización de la educación.
Iquitos, agosto 16 del 2010
Nota de Redacción : Ciertamente no resulta fácil asumir la defensa de algunos logros alcanzados por la dirigencia nacionalista pero tampoco podemos mediatizar el manejo romántico de la oligarquía peruana que por coherencia ideológica quiere que satanicemos la iniciativa de nuestras instituciones minoritarias.
Nota de Redacción : Ciertamente no resulta fácil asumir la defensa de algunos logros alcanzados por la dirigencia nacionalista pero tampoco podemos mediatizar el manejo romántico de la oligarquía peruana que por coherencia ideológica quiere que satanicemos la iniciativa de nuestras instituciones minoritarias.
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